Y con el mazo dando (Página 13 de 15)
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Bienvenido al nuevo blog de Juan Rafael Fernández.
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¿Cuántos ordenadores?
Entre los distintos fenómenos que se esconden detrás de la expresión baúl Centro TIC la variante andaluza presenta dos notas distintivas: los centros deben presentar un proyecto pedagógico para convertirse en TIC y se permite, desde el tercer año de la experiencia, a los autores del proyecto (en teoría los y las docentes que van a participar) elegir entre distintos modelos. En principio parecen dos buenas ideas: un proyecto propio implica interés, compromiso y coherencia pública: los planteamientos se presentan a una evaluación; también suena bien que los que van a participar puedan elegir entre rincones, o grupos de trabajo, o despliegues masivos en algunas o todas las aulas con un ordenador por cada dos alumnos. Puede optarse por aulas con ordenadores fijos o quizás aulas servidas con carritos de portátiles. ¡Qué bien, lo pedagógico sobre lo técnico! ¿Es eso así? Me temo que el tema nunca se ha discutido suficientemente. Nos quedamos en esa clase de mentiras que son las medias verdades.
¿Qué clase de herramienta?
Decir que los ordenadores o las TIC son una herramienta (o sólo una herramienta, o una herramienta más) es lo más parecido a no decir nada. Que lo diga un compañero que empieza ahora a plantearse para qué le sirven los ordenadores es comprensible, porque está poniendo la frase en su dimensión justa: es una pregunta, no una conclusión. Que lo digan los que cobran por reflexionar sobre el uso educativo de las TIC me exaspera. Al próximo que descubra que los ordenadores son (sólo) una herramienta le tiro el ratón a la cabeza virtual. ¿Qué clase de herramienta? ¿del mismo nivel que el borrador o que las persianas? Supongo que no se quiere decir eso; entonces hay que aclarar qué clase de herramientas son los ordenadores, y si su presencia en las aulas puede significar algo para lo que debe hacerse allí: aprender.
Esto debe de ser ficción
Esta entrada no es nueva. Pertenece al primero de mi serie de tres artículos sobre moodle, y está escrita por tanto en noviembre de 2005. Pero tiene una historia curiosa: no pudo entrar por falta de espacio en ninguna de las tres entregas publicadas en la revista (supongo que no será común caer en la cuenta de que, respecto a los artículos publicados profesionalmente, lo que uno escribe y lo que publica la editorial no son la misma cosa). Como creo que aclara mi postura sobre determinadas cuestiones lo republico aquí, donde puede abrir un diálogo.
Los socavadores
Dentro de la ecología de un claustro español existe un rol sobre el que quiero escribir, a ver si lo comprendo (sí, escribo para comprender, qué aburrido es escribir sobre lo que ya se comprende).