Los socavadores
Dentro de la ecología de un claustro español existe un rol sobre el que quiero escribir, a ver si lo comprendo (sí, escribo para comprender, qué aburrido es escribir sobre lo que ya se comprende).
Entrada del 25 de febrero de 2008. Revisada el 14 de marzo de 2023.
«¿Pero tú te crees que vas a heredar el Centro?» dispara desde su parapeto fijo en la sala de profesores si ve que alguien echa más horas de las absolutamente obligatorias. Suele ser un hombre de unos cincuentaytantos años (a los que están más cerca de la jubilación logse se les nota ya la relajación), aparentemente de vuelta de todo, con su sitio ganado en el centro, sus privilegios, sus rutinas consolidadas. Se las sabe todas, ha visto a la gente subir y bajar, los proyectos y planes llegar y olvidarse. Algunos centran las conversación, otros esperan el momento oportuno, la frase terminante, y lanzan las burlas cuando más daño hacen: «pues hazlo tú, que para eso tienes la reducción, que para eso eres el coordinador de ciclo, que para eso cobras un complemento...».
Escoge las presas más indefensas, personas ilusionadas con un proyecto, compañeros, compañeras, que se embarcan en la aventura de hacer las cosas de otra forma, de prescindir de las muletas del libro de texto, de invitar a los padres al aula... «¿Tú quién te crees que eres, dónde crees que vas?». «¿Educar? ¿Valores? ¿Idiomas? ¿TIC? Eso no estaba en mis oposiciones.» O «Todo eso son pamplinas, el mismo perro con distintos collares». Exactamente, especialista en el cumploymiento, consigues que todo quede en un cambio de jergas.
Tengo varias dudas. ¿Existe esa figura en los Claustros del resto de Europa y América, es propia de los docentes funcionarios o es un rasgo del alma negra española? No me la imagino en las asustadas y jerárquicas salas de profesores de Inglaterra (Dios no nos traiga ese miedo), ni entre los orgullosos profesores y profesoras finlandeses; ni lo concibo en la seria y tradicional red belga que conocí en mi Comenius. Tampoco creo que se detecte en una visita de dos días.
Segunda: ¿cómo se crea un socavador? ¿Es un papel que se hereda, una sabiduría que se aprende de un maestro socavador? ¿Es un nicho que se ocupa cuando el anterior se jubila o se translada al centro cementerio-de-elefantes? ¿o es un iluso que se ha estrellado, y lo que respira es su dolor?
Tercera: ¿por qué les respetamos? ¿por qué no los corremos a gorrazos? No hay proyectos sin ilusión, y los socavadores de la ilusión son los mayores enemigos de la innovación en los centros. Destruyen los proyectos, pudren la energía.
¿Qué ha pasado para que la scholé que inventó Sócrates para que nos conociéramos a nosotros mismos se convirtiera en esta escuela con rejas, vigilantes y cámaras de seguridad? Claro que todos huiríamos si pudiéramos de un sitio tan horrible donde nadie quiere estar más que obligado y vigilado; claro que no le regalaríamos ni un céntimo de nuestro trabajo a un empleador tirano y sin alma y a la triste misión de apartar niños de la calle. Pero en las tareas que nos llenan, en las cosas que nos hacen crecer como personas y aprendemos y ayudamos a aprender, ¿alguien mira el reloj? ¿alguien mide los esfuerzos? Y este tipo de cosas, ¿no las construimos nosotros? Yo quiero ir a trabajar a un sitio donde esté a gusto, donde sienta que soy útil y que lo que hago tiene sentido. Entonces no me importará el esfuerzo. Pero sé que las cosas hay que conquistarlas. Por lo menos callaos; dejadnos construir nuestro lugar de trabajo.
Comentarios a la entrada
From Ana Echarri - 25/02/2008, 19:04
Qué razón tienes JR, se hace muy difícil trabajar al lado de esos socavadores
que además suelen tener una gran retórica, monopolizan los claustros y nos
dejan totalmente apabullados.
Pero no importa, pese a todo seguiremos en la brecha!!!!
From Maria - 26/02/2008, 18:29
No sé si es que tu estás hoy inspirado o yo estoy especialmente receptiva.
Solo una cosa no estoy de acuerdo contigo y es en la edad del "socavador", cada
vez son más jóvenes y más...
Yo solo espero una cosa y es no convertirme nunca en un "personaje socavador", espero que la ilusión por un sistema educativo de calidad no se me esfume, que las ganas de aprender y compartir no se me acaben.
¿Por qué no los corremos a gorrazos? ¡Eso digo yo también!
From Diego G. - 07/03/2009, 19:40
Amén y ... ¡¡¡a gorrazo limpio!!! Ya está bien de aguantar a semejantes
personajillos y /as ;) .
From CdePaz - 07/03/2009, 20:33
Lapidario. La vida misma, la escolar, ¿tú estás en mi instituto, o en el que
estuve antes de venir a este, o en el que me estrené como profe? ;-)
Quiero pensar que no somos únicos en eso. En mi Comenius tampoco vi eso en
Rumania, Francia, Portugal ni Alemania, pero diría que no estuve el tiempo
necesario, como tú sospechas. En fin, a veces animan el claustro. Que se callen,
creo que es imposible, por si acaso, cuenta conmigo para la guerrilla.
From eduideas - 08/03/2009, 10:22
Los socavadores, encima, pretenden desanimarte, como dices y te auguran "de aquí
a unos años lo verás como yo" o sentencian "he visto otros asi y acabaron mal".
Son los mismos que critican que los alumnos suben cada vez peor, que nada sirve
para nada y, como afirmas, que todo son nombrecitos y el intento de hacer cosas
nuevas pura patraña. Están armados de su ironía, de su experiencia en años
(que no aprendizaje) y en el temor que les tiene parte del claustro y de los
alumnos como institución. No sé si es una figura exclusiva española pero desde
luego es muy común.