Amigo que por el motivo que sea llegas a estas páginas, te resumo lo que vas a encontrar: batallitas de viejo. Lo que quiero explicarte es que estas batallas también son tuyas, y si no lo sabes probablemente las estés perdiendo sin siquiera resistirte.

El pasado 28 de marzo vi el vídeo de una charla de Richard Stallman A tour of malicious software del día 17. Me pareció interesante. Vi a Stallman moderado, medido — de esto sé, sobre esto podemos trabajar, esto se nos escapa. También le vi viejo, el día anterior había cumplido 70 años. Evidentemente dijo cosas sabidas pero, como hacía años que no le escuchaba, hay puntos nuevos en su discurso sobre el presente. Y cosas que faltan. Quizás tenga uno algo que decir.

Artículo comenzado el 28 de marzo de 2023, abierto como borrador el 2 de abril y publicado el 6.

Primera parte de serie


Antes de seguir, concretemos cuál es la pregunta a la que intenta responder esta entrada: ¿cuál es el estado y cuáles son los peligros hoy para las cuatro libertades del proyecto GNU? ¿Dónde se está dando hoy la batalla sobre la libertad en el software y el conocimiento? ¿Es una pelea perdida o superada? ¿Puede circunscribirse a las licencias del software libre? No, metodológica, pragmáticamente uno puede limitarse a un tema y una lucha como hace Stallman, pero el discurso de las libertades siempre siempre ha sido un discurso político. No se trata sólo de software. No se refiere sólo a licencias. Como con los franceses y la línea Maginot, simplemente la guerra cambió de escenario y el sujeto de la historia no es sólo el software.

A lo mejor hay que darle una vuelta a las ideas básicas. Desde Magritte sabemos que la pintura de una pipa no es una pipa, pero ambas siguen siendo objetos del mundo físico. Después aprendimos que la foto de ese cuadro no es el cuadro de una forma totalmente distinta, infinamente reproducible en copias exactas. Lo economía de lo digital no puede ser la misma que la de lo físico, lo única forma de generar escasez es hacerlo intencionadamente. Las empresas tardaron poco en comprenderlo, hoy comprar un tractor, un altavoz, un libro digital o un coche no se parece a lo que era. Compras el coche y las suscripciones a los servicios del fabricante, actualizaciones de software, ordenador de a bordo, mapas, conexión, pluses, mantenimiento. La batalla del software es una componente de la batalla por los derechos del consumidor, y del sujeto de cultura, y del ciudadano. Y los derechos no son naturales, no están ahí de siempre; son primero una idea y después una conquista.

El software libre triunfó, y no hicimos la fiesta. Software con licencias libres movía el helicóptero de la NASA que volaba en marte, controla casi todos los servidores de internet y la nube, corre en las televisiones, routers, móviles, sistemas integrados... pero como no triunfó en el escritorio final no triunfó nunca, a pesar de que navegues con Firefox usando el protocolo https sobre tcp/ip, escribas los textos con LibreOffice, crees recursos educativos con eXeLearning o veas los vídeos en formato ogg con Vlc. Y como por encima y por debajo tantas veces se han colocado controladores privativos y capas propietarias es una libertad condicionada; y como tantas veces se ha confundido lo libre con lo gratis, lo ético con lo barato, estamos en una situación sisífica, si vale la expresión. Nunca hicimos suficiente hincapié en el porqué, y el truco del hombre de los caramelos funciona con la misma eficacia que siempre: primero gratis, ya verás cuando estés enganchado. Lo hemos visto tantas veces desde nuestro rincón en la escuela... ¡Pero si es gratis! ¡Pero si es más fácil! ¡Pero es que ya tengo mis datos dentro! Doctorow describe muy bien la estrategia: enshittification (el artículo de Doctorow es mucho mejor que lo que yo pueda escribir; si estás falto de tiempo y te defiendes en inglés deja esto y léelo)

Surpluses are first directed to users; then, once they're locked in, surpluses go to suppliers; then once they're locked in, the surplus is handed to shareholders and the platform becomes a useless pile of shit. From mobile app stores to Steam, from Facebook to Twitter, this is the enshittification lifecycle.

1.- Respeto

Muchísimas aplicaciones utilizan en su construcción bibliotecas de código libre. Por poner un ejemplo de este mismo mes de marzo, la Software Freedom Conservancy ha denunciado (la noticia en castellano) que el software que usan internamente los tractores John Deer incluye bibliotecas que tienen la licencia GPL, licencia esta que obliga a la publicación de las obras que se realicen con ella y que permitiría a los propietarios de los tractores repararlos sin pasar por el servicio técnico del fabricante. Nos encontramos ante obstáculos a varios derechos y obligaciones: las leyes de propiedad intelectual y el respeto a las licencias comerciales, y un caso claro de obsolescencia programada que, como explican en una de las páginas de la campaña por el derecho a la reparación de los dispositivos electrónicos

[la obsolescencia programada] no necesariamente quiere decir que el producto esté diseñado para estropearse al cabo de un tiempo determinado [que también, añado yo]. Si el fabricante diseña un producto que no se puede desmontar o decide no crear piezas de repuesto, instrucciones de reparación o actualizaciones de software, están limitando expresamente la vida útil del producto — el producto se hace obsoleto debido a la decisión del fabricante de no facilitar su uso prolongado.

¿No os ha pasado? El altavoz inteligente que compramos sin persarlo bien de vez en cuando deja de funcionar y hay que actualizar su firmware. Eso quiere decir que el fabricante puede decidir que el aparato ha terminado su vida útil cuando desee obligarnos a comprar un nuevo modelo, empezar a cobrar por las actualizaciones o abandonar la seguridad de un dispositivo que está en la jungla de internet. Y nosotros como usuarios tenemos una nueva dependencia. Sí, compramos sin pensarlo bien. Y no, no es inevitable.

¿Cómo interpretar el caso John Deer? Un problema de no respeto a la GPL se manifiesta como un perjuicio a los clientes, que pierden la libertad de reparar sus tractores de la forma que consideren conveniente y que podrían promover el desarrollo de software que mejorara el funcionamiento de las máquinas o disminuyera su consumo. Sin entrar en si es verosímil o no la posibilidad de una desactivación en remoto de los dispositivos si no se cumplen determinadas circunstancias o por razones políticas; y el creciente enfrentamiento entre bloques hace que esta posibilidad se convierta en un arma que se va a considerar. Parecía que el tema de las libertades del software eran una vieja manía de antiguallas como Stallman y resulta que tiene repercusiones en la segunda guerra fría.

En este sentido el DRM, la gestión digital de derechos, es una forma de obsolescencia programada y las campañas de la FSF Defective by Design (lanzada en 2006) no han dejado de señalarlo. Las licencias Creative Commons también tienen una cláusula anti-DRM.

2.- Hachette vs. Internet Archive

Ha sido el 24 de marzo. En el caso Hachette vs. Internet Archive un juez federal de los Estados Unidos ha fallado en contra de Internet Archive en una demanda por infracción de derechos de autor presentada por las editoriales Hachette, HarperCollins, John Wiley & Sons y Penguin Random House. Demandaron a Internet Archive por el establecimiento de su Biblioteca Nacional de Emergencia al comienzo de la pandemia de COVID-19 (concretamente en marzo de 2020), como una medida provisional para contrarrestar el efecto del cierre de escuelas y bibliotecas; se eliminaban temporalmente las listas de espera de usuarios y las limitaciones al número de copias de los libros digitales en préstamo. El servicio cerró en junio de 2020. El juez ha concluido que, al digitalizar los libros físicos y crear copias digitales en formato abierto .pub, Internet Archive producía obras derivadas, lo que requería el permiso de los titulares de los derechos de autor:

An ebook recast from a print book is a paradigmatic example of a derivative work.

¿Pero qué es Internet Archive? Está claro que una biblioteca digital. Almacena copias de libros que ya han pasado a dominio libre (pensemos que el derecho de copia está en 70 años y que mientras escribo esto han pasado a dominio libre los libros editados en 1943) y los que tienen licencias que lo permiten (Creative Commons...), y copias digitalizadas de los libros que compra para poder prestarlas. También es un metaservicio bibliotecario, la Open Library. Y un indexador de textos académicos. Pero es mucho más. Tiene una visión histórica, una misión de preservación de libros y de obras culturales (foto, vídeo, audio, software) que de otra forma corren peligro de perderse para siempre. Está haciendo el esfuerzo de preservar la historia de la web. Así, ahí tenemos su copia de la web de la Escuela TIC 2.0 andaluza, su foto del 28 de noviembre de 2009. Estas páginas, como tantas otras, se habrían perdido si no es por the Wayback Machine.

[captura de la portada de la mochila digital de Andalucía]
Portada de la llamada mochila digital que acompañó al plan Escuela TIC 2.0 en Andalucía

He usado the Wayback Machine masivamente en la recuperación de este blog.

Las implicaciones de la noticia son importantes. Parece ser que la demanda iba también contra el sistema habitual de préstamos, Controlled Digital Lending (CDL). CDL permite a la gente recibir en préstamo copias digitales de los libros en periodos de un máximo de dos semanas y en número limitado al que Internet Archive y sus bibliotecas asociadas tengan en formato físico.

CDL allows people to check out digital copies of books for two weeks or less, and only permits patrons to check out as many copies as the Internet Archive and its partner libraries physically own. That means that if the Internet Archive and its partner libraries have only one copy of a book, then only one patron can borrow it at a time, just like other library lending.

Supongo que la causa de extender la demanda al CDL es que, y a diferencia de las bibliotecas tradicionales, Internet Archive no recibe sus libros a través de licencias con las editoriales, sino mediante donaciones y compras directas. De esta forma las editoriales no tienen el control sobre los fondos de la biblioteca ni sobre su actividad.

2.1.- ¿Tiene razón Internet Archive?

Un blog solo tiene gracia si se mete en charcos, verdad, ¿amigos de antiguo? ¿Quién tiene razón, la biblioteca o las editoriales? Vamos a jugar a ser jueces del tribunal supremo de los Estados Unidos, total esto es internet. Aclaro, para ahorrar tiempo a lectores morbosos y a riesgo de que los lectores tiendan a cero, que no vamos a hablar de piratería ni de la destrucción de la propiedad injustamente establecida. Los argumentos seguirán las reglas. Pero ya sabemos que la razón es esclava de las emociones, no dejemos que las simpatías nos lleven a montar una justificación para un juicio que no debería haberse producido aún en nuestras mentes sin más datos. Y nos faltan los datos.

Los derechos económicos no son derechos morales. Si los portavoces de las grandes editoriales, legítimas empresas comerciales pero las malas aparentes de la película, no utilizaran un argumentario tan falaz y tan simple (un ejemplo) la cosa tendría más sentido: claro que se comprende un derecho a explotar los beneficios de la obra, y que si el autor ha vendido estos derechos su nuevo propietario — entiéndase la editorial o la gran distribuidora — lo es legítimamente, no seré yo el que discuta eso. Pero parece evidente que las editoriales van a luchar, para su supervivencia, por maximizar beneficios en su nicho de mercado. Todo empresa tiene el deber de buscar el monopolio. Si por el camino preservan la cultura, si publican a Kafka y a Suárez, pues estupendo.

¿Cuál es la situación en la industria cultural? Cuando pensamos en editores yo creo que tenemos en nuestro imaginario a Carlos Barral o a Carme Balcells y a una pequeña empresa un poco bohemia donde se busca, se selecciona y se divulga lo mejor. O donde todo son alabanzas y se deja que el autor se autofinancie la publicación para entrar en el mundillo de los creadores, ¿quién sabe si no es uno el que está equivocado? O como intermediarios del ISBN. A lo mejor nos viene bien tener una visión más general. Para estudiar el asunto de la lectura digital en España una precisión puede ahorrar tiempo: se llama lectura digital a la que se hace usando dispositivos digitales, e incluye la lectura de los mensajes de las redes sociales, foros, portales de noticias, revistas, periódicos y libros. Muy poca gente, incluida la que nunca lee libros, no es lectora digital. Las estadísticas de lectura digital no son las de lectura de libros digitales. Leer el whatsapp en el móvil es otra cosa. Me interesa ahora la lectura de ebooks, exclusivamente, y más concretamente su mercado. Según la Federación de gremios de editores de España en 2019 (con la pandemia ha crecido) el mercado de libros en papel en España facturó 2.432.410.000 de euros, mientras que el digital 134.790.000 (el 5,2% de las ventas totales, y estas cifras deben de incluir las licencias a las bibliotecas). La industria del libro en sentido amplio es la parte mayor de la industria del entretenimiento y la cultura, por encima del cine y los videojuegos. De ese gran mercado un tercio lo constituye el libro de texto no universitario. La parte del león del negocio, os lo puedo adelantar a estas alturas, no va a ser nunca el libro digital.

Sabemos ya cuántos se venden, ¿pero quién los vende?

[ingresos por la venta de libros digitales en 2021]
Ingresos generados por la venta de libros editados en formato electrónico en España en 2021, por plataforma comercial de distribución (en miles de euros), tomado de Statista.com

Dejémonos de romanticismos, el mercado de libros digitales en España está en manos de Amazon y la gráfica representa un oligopolio, al menos del canal final de ventas. Completo la información con datos recogidos del Informe Bookwire 2019 para España y Latinoamérica

Aunque la venta unitaria de ebooks en plataformas como Amazon, Apple, Kobo, entre otras, siguen siendo el principal canal de ventas (80%) para las editoriales españolas y latinoamericanas, unas de las principales conclusiones del informe 2018 es que las ventas derivadas de las plataformas de suscripción, tales como Scribd, Nubico, 24Symbols y Storytel, se están volviendo cada año más relevantes para las editoriales, pues han alcanzado el 17% de las ventas totales cuando en 2017 representaban un 7% de las ventas digitales, y en 2016 no superaban el 5%. (...)
(...) entre el 39 y 53% de las ventas digitales de las editoriales independientes españolas y latinoamericanas tiene lugar en Amazon, mientras que entre un 28 y 32% de las mismas se realiza en Apple; el resto de las ventas digitales está muy repartido entre los restantes canales (Casa del Libro, Gandhi, Kobo, FNAC, etc.).

¿Libranda resuelve algo?

Los grupos editoriales Planeta, Random House Mondadori, Santillana, Roca Editorial, Grup 62, SM y Wolters Kluwer han creado Libranda (...)
El eje principal del modelo de negocio de Libranda son las librerías, y la misma web corporativa indica que no vende al usuario final, sino que es exclusivamente de carácter informativo. Cuando un usuario busca un libro, encuentra la información sobre el libro en cuestión y visualiza los enlaces a las librerías donde puede comprarlo.

Esto es la lucha por el canal de distribución y un servicio a la librería de zona (ignoro las condiciones). Tampoco son significativas a efectos de este estudio propuestas de las propias librerías, como la de Agapea

Con un catálogo de más de 20 millones de libros y una filosofía orientada al servicio al cliente, somos la principal librería independiente en el panorama nacional y un referente donde comprar libros online.

Ahora nos vamos al otro lado. ¿Es el mercado de la cultura un mercado libre y protegido de los oligopolios e interferencias del poder? Creo que tenemos datos para concluir que en su parte digital al menos no. Sólo voy a añadir que es obligación de los estados democráticos controlar la acción de los mono y oligopolios y recordar que los derechos de copia nacieron para el control y la censura. ¿Cómo proteger la cultura si un gobierno autoritario decide hacer desaparecer obras inadecuadas o una mentalidad de época quiere modificar lo que no le gusta de los textos pasados? ¿Lo dejamos en manos de las editoriales? ¿De verdad vamos a dejar la preservación de la cultura, qué llega, qué permanece y qué se pierde, exclusivamente en las manos de las editoriales y propietarios de los derechos de explotación? Me temo que no puede ser la única instancia protectora, ni la última. Este es el argumento de Internet Archive

Libraries are more than the customer service departments for corporate database products. For democracy to thrive at global scale, libraries must be able to sustain their historic role in society — owning, preserving, and lending books.

La digitalización de un libro físico es de entrada un bien que ayuda a su preservación y puede promover su divulgación. Toda modificación significativa de un texto (una traducción, corregir errores tipográficos, añadir un nuevo preámbulo) lo convierte en obra derivada; digitalizarlo es una modificación, aunque no tengo claro que cambiar unas pastas verdes por unas azules o cambiar el tipo de Times Roman a Garamond constituya obra derivada; ni imprimir más ejemplares o hacer copias. ¿Cómo de significativo es digitalizar lo que era solo físico? ¿no es una copia? Supongo también que el derecho de copia tiene que ver con las copias de una obra, ¿pero cuando se hacen o cuando se venden?

Creo también que los derechos de explotación no pueden ser ilimitados. Sabemos que se cambian títulos, se acortan o adecentan textos, se modifican guiones, se regraban finales. Estoy convencido de que la demanda no tiene nada que ver con esto, sino con el control de los préstamos de la biblioteca. Por eso no se centra en la Biblioteca Nacional de Emergencia sino que va contra el Controlled Digital Lending. A las editoriales les da igual la proporción 1 libro físico por 1 libro digital o negociar 10 libros digitales en préstamo por cada libro físico, lo que quieren es que no haya libros digitales circulando que sean obra derivada o copia de libros sobre los que tienen derechos. Por supuesto que si los autores comprendieran que renunciar a sus derechos por el plato de lentejas de unos céntimos no tiene sentido, pero no estamos en ese debate, estamos en un mercado conservador, cautivo y oligopólico. Todos sabemos que las bibliotecas cumplen una labor social clave, que debe ser protegida. Sinceramente, creo que entre los derechos legítimos de las editoriales y las necesidades de la sociedad de limitar los posibles abusos y cubrir lo que nadie más va a hacer hay un espacio que deben cubrir instituciones como Internet Archive. El derecho a la cultura es un derecho en construcción y deben ir perfilándose nuevas reglas. O, simplemente, los libros se piratearán. Cosas de los incentivos.

Esta entrada ha ido creciendo, ya es una tl;dr típica, y no voy ni por la mitad. Continuará quizás.