¿Es extrapolable la inversión de un ordenador completo fijo por cada dos alumnos? No, la iniciativa no es ampliable directamente a todos los centros de una comunidad de tamaño medio como Andalucía (con siete millones y medio de habitantes). Las actualizaciones del software en cada uno de los ordenadores han causado y siguen causando multitud de problemas (hemos de decir por el contrario que la administración en remoto ha sido un éxito y los problemas de seguridad y errores de configuración han sido, tras unos inicios difíciles, mínimos). Las averías son habituales y los primeros ordenadores están llegando al final de su garantía. De hecho el proyecto inicial ha sido modificado y el número de ordenadores que llegan a los centros hoy depende del proyecto educativo que presente el colegio o instituto. Muchos centros están solicitando sólo rincones de trabajo o una o dos aulas completas, lo que los sitúa lejos de la revolución pedagógica à la Papert (falta un debate profundo y fundamentado de la dimensión pedagógica de los ordenadores en nuestras aulas). Otros centros que se enfrentan a la rigidez de disposición del alumnado en las aulas que imponen los ordenadores fijos reciben portátiles para un par de grupos.
La necesidad de racionalizar la inversión nos lleva a proponer lo que parece obvio: un modelo cliente / servidor donde los clientes sean lo más económicos posibles (incluso reciclados) y donde el grueso de la inversión vaya al servidor y a la red (en principio local, si es posible internet). Ese modelo tiene varias ventajas: la labor de administración del sistema se simplifica porque no es necesario mantener y actualizar X copias del sistema operativo; además, lo veremos más delante, la atención a la diversidad lingüística y cultural implicaría una capacidad de almacenamiento de datos («locales», tipos de letra, imágenes…) que haría el tipo de soluciones con ordenadores autónomos prohibitivas.
Numerosas distribuciones educativas pretenden crear una distribución que pueda contenerse en un CD (que sea comprensible no implica que sea acertado; a estas alturas estoy convencido de que no lo es). La consecuencia en nuestro caso ha sido la dualidad de crear una distribución generalista, estándar y reducida al tamaño del CD, descargable libremente y con repositorio mantenido y libre, y por otro lado a que la parte educativa de la distribución vaya siempre por detrás (con un retraso de hasta un par de años), y no exista un repositorio abierto para que los profesores instalen en casa los paquetes educativos propios.
Pero es que al parecer en lo que respecta a la distribución educativa no se ha tomado conciencia de la confusión presente entre lo que sería la necesaria distribución para servidores (si es que Guadalinex va a correr sobre Guadalinex) y la distribución para clientes (profesores y alumnos), por definición abierta. Las soluciones de otras distribuciones (pienso en Skolelinux o la nueva Edubuntu) para la administración del trabajo escolar son ajenas a la misma distribución Guadalinex, puesto que los centros son atendidos directamente por la infraestructura proporcionada por las autoridades regionales (bases de datos de alumnos, notas, comunicación con los padres... están centralizados en la capital regional y se utilizan en los centros educativos mediante una interfaz web).
En mi modesta opinión se ha producido una segunda confusión entre una distribución reducible a un CD y la distribución que es necesaria en las aulas. Un ejemplo es el uso sistemático y nefasto de localepurge. O pretender que las mismas utilidades (aquí exagero retóricamente, pero puedo replicar que el menú es el mismo) y el mismo aspecto gráfico son utilizables en los primeros años de Primaria y en los últimos de Secundaria. O la resistencia a incorporar nuevas aplicaciones, a pesar de su presencia, libertad y estabilidad en el mismo Debian.
¿A dónde quiero llegar? A que la obsesión por la limitación drástica de espacio es consecuencia de dos errores: la repetición del software en cada máquina y el mito de una distribución completa en un CD. A que el modelo cliente / servidor viene a poner fin a estos problemas. Y a que además es evidente que algunas de las aplicaciones con más utilidad pedagógica (pienso en los wikis, plataformas educativas, blogs, ¡la wikipedia!, etc.) sólo tienen sentido si se comparten en servidores. Y no tienen sentido en los CDs de los alumnos.
Otro error común a las distribuciones es la imitación clónica de Windows: para evitar el rechazo del profesorado acostumbrado al otro sistema operativo se deja de lado todo lo que no sea un equivalente próximo. Pero esta actitud acomplejada relega al olvido las herramientas en las que Linux brilla: LyX, TeXmacs, WIMS…
En un último aspecto el modelo cliente /servidor es necesario: permite la creación de perfiles de usuario. Usuarios de Primaria, con problemas visuales, con escritura de derecha a izquierda… ¿cómo sería posible esto en una distribución en un CD?