Hablemos de lo que sabemos. Empecemos poniendo contexto al análisis: durante el curso 2003-2004 fui «coordinador TIC», figura responsable de impulsar el proyecto Andared en un centro de Educación Secundaria de Andalucía, en el sur de España. Actualmente trabajo como asesor en un centro de formación del profesorado, donde me encargo fundamentalmente de la formación en la utilización didáctica de las tecnologías de la información y la comunicación.
El proyecto Andared implicaba en ese primer momento la instalación de una red de un ordenador por cada dos alumnos en todas las aulas de 50 centros de Primaria y Secundaria; los ordenadores irían dotados de la distribución derivada de Debian Guadalinex.
Andared se justificó desde el principio de forma doble: por un lado como parte de un proyecto mayor, la incorporación de Andalucía (atrasada en términos europeos) a la sociedad del conocimiento (políticamente se habla de la Segunda Modernización) y como arma para que los alumnos más desfavorecidos pudieran romper la brecha tecnológica.
Para ello, y siguiendo el modelo de la vecina Extremadura y su GNU Linex, se apostó por el software libre y por la creación de una distribución propia. Y se hizo una gran inversión en hardware y en formación del profesorado.
Es importante destacar una última característica para comprender la evolución del software libre en la educación no universitaria andaluza: el proyecto Andared es un proyecto vertical. La distribución y la administración de la red de centros se sacan a concurso, se contratan y mantienen por las autoridades regionales; los colegios e institutos entran en el proyecto y utilizan los medios puestos a su disposición.
Partiendo de este contexto, y con la vista puesta en el impacto de la iniciativa One Laptop Per Child, vamos a realizar un análisis crítico de la experiencia andaluza sólo en tanto que experimento del que poder extraer algunas conclusiones generales.